miércoles, 19 de octubre de 2011
The planet earth turns slowly.
Abrió la puerta con sigilo, como si hacerlo de otra forma hubiera causado un gran estruendo, pero el revuelo de las cervezas de aquel sitio silenció cualquier sonido de las bisagras, oxidadas. Se sentó al fondo, como de costumbre e intentó que su gabardina ocupara el mayor espacio posible del aquel banco de color cahoba. Como siempre, donde siempre, la chica de siempre le trajo su cerveza de siempre. Los ojos de aquella princesa de la barra le habían producido varios desvelos, sus ojos color océano y aquel pelo rizado se enredaba entre sus sueños impidiéndole dormir. Pero lo más curioso de aquel sitio era observar a la gente, a la entrada, en una mesa de ocho, compartiendo risas, varios jóvenes trajeados parecían divertirse tras un largo dia entre números, o complicadas gestiones que se reflejaban en el espejo de su etiqueta de "Maximo dutti"; algo más a la derecha un par de chicas se reían mientras soñaban con enredar sus vidas con alguno de aquellos elegantes tipos. En la esquina derecha de la barra como siempre, aquel tipo; el más intrigante del local, pues aunque era el primero en entrar y el último en irse, sus gestos, su ropa y cualquier seña de identidad, no permitían adivinar nada sobre su personalidad. Y entre la multitud diaria y su triste y monótona vida, encontró algo de luz entre toda aquella oscuridad, en una mesa de dos, y con varias copas, dos jóvenes de sexo opuesto parecían estar disfrutando de la noche como los que más. Parecía que compartieran hasta el más mínimo detalle, cigarrillo, mechero, copa.. pero en la cara de uno de ellos, parecía no compartirse el sentimiento que en la otra cara se reflejaba. ¿Y que pasará? - pensó. Su cabeza envío un mensaje instantáneo y obvio que solo produjo resignación en su cada. "Lo de siempre, la vida"
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