Me doy prisa para ir a buscarte.
Mientras conduzco con la ventanilla bajada todo parece un poco de mentira.
Estamos en Mayo y el sol del atardecer parece teñirlo todo de Verano. Me voy dando cuenta en cada rotonda que podría ser más cariñoso y más atento, más responsable, más comedido, más organizado y menos despistado, que podría sacarme más partido, cuidarme más, vestir mejor.
En cada uno de esos giros me encuentro con miles de personas que imagino mejores de lo que son, mejores de lo que yo nunca llegaré a ser. Personas sinceras y honestas con las personas que quieren, que no se dejan llevar por un puñado de ignorantes que se siente con la potestad de opinar sobre todo y sobre todos.
Me dejo llevar por las imágenes de un futuro que no cambia, de corrupción y capitalismo, por aceras manchadas de rencores.
Y de repente, en mitad de una canción de Ivan Ferreiro, cuando ya empezaba a cansarme de esperar bajo tu casa, abres la puerta y te subes al coche.
Y todo empieza a dar un poco igual.
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