Y que me dices de mi fe en sus caderas, del calor de sus rodillas. Qué, del sabor de un cigarro en sus labios, la parálisis de su mundo, y del color de su nariz cuando empieza el invierno. Qué me dices cuando te das cuenta de que ya no puedes escapar; por el olor de su ropa y por todo eso que se esconde detrás de lo que nunca llegará a ser.
Qué cuando no te queda mundo para escapar de su sonrisa.
3 comentarios:
Bonitas letras, me gusta la imagen.
si te gusta la poesía te invito a mi blog Brisa poética.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
Es un texto breve, pero precioso y lleno de sentimientos.
Un saludo
Gracias por pasarte!
Increible el texto, precioso!
un besoo
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