Guiones, pausas, comas, acentos, entonaciones, silencios, vacíos, emoción.
Un guión te vacía por dentro, te ordena como empezar, como actuar. Te da soluciones para tus problemas, te invita a actuar como está escrito, incluso si pasas una hojas podrás saber como va a ser tu final.
¿Un guión? Palabras vacías en una memoria temporal en la parte opcipital de nuestro cerebro. Nos coacciona el propio guión de nuestra vida, nos ata, nos impide movernos. Pero existe algo más placentero que el poder de la improvisación, la capacidad de que te sorprendan y te quedes sin aliento, sin palabras, el increíble momento de no saber como actuar, como decir algo, como no hacer daño o como evitar que te lo hagan.
El equilibrio está en improvisar tu propio guión, sin sentido, sin dirección, siguiendo tus propios impulsos y sin pensar en si es correcto, en si puede salir mal.
Ahí reside nuestro equilibrio.
Improvisemos un guión definitivo, que no tengamos miedo de olvidar.
1 comentario:
yo no quiero guiones, que luego siempre acabas perdiendo las hojas de los actos más importantes, y te quedas sin saber qué hacer, mientras todos te miran.
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