martes, 29 de diciembre de 2009
Por aquí
Siempre he soñado con este lugar, cómodo, áspero, de dudosa aceptación, pero ante todo, un lugar donde sentirte libre. Un lugar donde poder despertarte a la hora de comer, abrir la ventana y que aún canten los pajaros y puedas oler el frescor de la mañana. Un lugar donde escupir no esté mal visto, donde una charla en una esquina no se noticia de primera página, donde un beso en un portal pase inadvertido y puedas ruborizarte sin pensar en el que diran, un lugar donde las sabanas se peguen mas que los recuerdos. Un lugar donde vivir, donde soñar, donde poder querer sin límites, donde no necesites mirar a los lados antes de cruzar, y no tengas que preocuparte de quién te está mirando y porqué. Un lugar donde poder pasar la noche bajo las estrellas, donde poder abrazar a un amigo, donde poder llorar de alegría y andar descalzo por la hierva.
Siempre he soñado con ese lugar, es parte del trato, yo necesito ese lugar, y tu necesitas algo que yo tengo.
Simplemente tú.
Mientras tanto un niño en africa se desmaya a causa de la desnutrición, y el mundo sigue su curso a su alrededor, ni siquiera el amor de madre podrá darle de comer, y sus huesos servirán de alimento a esos parasitos que explotan los países más desfavorecidos.
Y mientras tanto yo, a las 2 de la madrugada, estoy delante de la pantalla de un ordenador, las pantallas emergente me aburren y juego a darle rápido a la X roja de la esquina derecha, ¿y que debería hacer? ¿llamar al 112 pidiendo ayuda para el mundo? ¿o desmayarme y rendirme, es decir, darles lo que quieren?
No lo sé, y si alguien lo sabe que me lo explique. Porque mientras escribo esto anochece en la parte oculta de la luna, y nadie hace nada por evitarlo.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Quizás
Tenía miedo a la oscuridad, pánico, y pasé demasiado tiempo allí, revolviendome entre las sabanas sin poder dormirme, sin saber que hago aquí, casi tres años después, sigo sin entender las collejas absurdas del destino, ciertas personas que ejercen de protectora, de tu bombilla con luz dentro de tu inmensa oscuridad.
No lo sé, ya se ve el final del túnel desde aquí, ya se ve como el tren va llegando a su pared, sin frenos y cuesta abajo, de cabeza...
Quizás si, eso es lo que me consuela, que quizás si, ahora, este sea mi lugar, y por fin el túnel me devuelva la luz, que me arrebató hace tiempo.
Para siempre
Alguien me dijo alguna vez, que si corres tras un sueño siempre tropiezas con tu propia realidad. Traducido a nuestro idioma, esto significaría, que por mucho que te empeñes por conseguir algo, la realidad te va a poner la zancadilla, te va a poner obstáculos hasta que te vea enterrado en el fango de tu propia vida. Y ese fango, se sitúa en la mitad de nuestra pirámide de prioridades.
Dicho esto, y suponiendo que la persona que elegimos para nadar en ese barro, es la persona ideal, llegamos a nuestra realización. Es ahí donde el ser humano da lo mejor de si mismo, le da a esa persona todo su ser, para que lo utilice como quiera.
Eso es para mí el amor, y el mundo gira gracias a tu otra mitad aunque ni siquiera te des cuenta. Como las mariposas mismamente, van por ahí, volando despistadamente, y se ven atraídas por una flor, su par, su alma gemela. Pero como van a saber ellas la gracia de sus actos, como saber que el mundo gira gracias a su flor, y es así, solo por el simple echo de existir. Esa es la grandeza de sus actos. En ese sentido, los insectos no dan una lección de vida, y nos enseñan que el único barómetro que existe es el corazón, y que el invierno debe ser muy duro, para aquel que no ama.