Me doy prisa para ir a buscarte.
Mientras conduzco con la ventanilla bajada todo parece un poco de mentira.
Estamos en Mayo y el sol del atardecer parece teñirlo todo de Verano. Me voy dando cuenta en cada rotonda que podría ser más cariñoso y más atento, más responsable, más comedido, más organizado y menos despistado, que podría sacarme más partido, cuidarme más, vestir mejor.
En cada uno de esos giros me encuentro con miles de personas que imagino mejores de lo que son, mejores de lo que yo nunca llegaré a ser. Personas sinceras y honestas con las personas que quieren, que no se dejan llevar por un puñado de ignorantes que se siente con la potestad de opinar sobre todo y sobre todos.
Me dejo llevar por las imágenes de un futuro que no cambia, de corrupción y capitalismo, por aceras manchadas de rencores.
Y de repente, en mitad de una canción de Ivan Ferreiro, cuando ya empezaba a cansarme de esperar bajo tu casa, abres la puerta y te subes al coche.
Y todo empieza a dar un poco igual.
jueves, 14 de mayo de 2015
domingo, 11 de enero de 2015
trienio
La vida apareció cuando apareciste.
Se pintaron los cuadros de colores
y todo empezó
a tener (un poco) más sentido.
Me invitaste a ver como crecías
entre los matorrales
de lo que nunca había querido ser
en la historia de un fracaso ante un hombre con maletas,
y
aunque cerré la mía
a la esperanza de tu aliento en mi nuca
la vida regresó
por donde regresan las cosas que nunca tienen demasiado sentido.
Y le di la razón
a la canciones que llevaba tiempo sin escuchar,
aunque me olvidé
de agarrarte fuerte entre las olas
y casi cuando me ahogaba
supiste sacarme del fondo
prometiéndome mil lunas y mil Eneros como este.
Y me encuentro con tu boca
sin creerme que me pasa
por qué me tiemblan las manos cuando te voy a tocar,
por qué me tiritan los nervios al no verte,
cuando me vas a explicar
la magia de tus ojos de tormenta
y tu manera de sacudirte la nariz
como se te tuerce la vida cuando te enfadas
y el brillo que sacas a todos los momentos del día a día,
cuando me voy a enterar
de porque se me parten los cimientos
cuando te tiembla el mentón al llorar
y solo quiero irme lejos
de todo menos de ti.
Eres la sonrisa de mi mundo.
Se pintaron los cuadros de colores
y todo empezó
a tener (un poco) más sentido.
Me invitaste a ver como crecías
entre los matorrales
de lo que nunca había querido ser
en la historia de un fracaso ante un hombre con maletas,
y
aunque cerré la mía
a la esperanza de tu aliento en mi nuca
la vida regresó
por donde regresan las cosas que nunca tienen demasiado sentido.
Y le di la razón
a la canciones que llevaba tiempo sin escuchar,
aunque me olvidé
de agarrarte fuerte entre las olas
y casi cuando me ahogaba
supiste sacarme del fondo
prometiéndome mil lunas y mil Eneros como este.
Y me encuentro con tu boca
sin creerme que me pasa
por qué me tiemblan las manos cuando te voy a tocar,
por qué me tiritan los nervios al no verte,
cuando me vas a explicar
la magia de tus ojos de tormenta
y tu manera de sacudirte la nariz
como se te tuerce la vida cuando te enfadas
y el brillo que sacas a todos los momentos del día a día,
cuando me voy a enterar
de porque se me parten los cimientos
cuando te tiembla el mentón al llorar
y solo quiero irme lejos
de todo menos de ti.
Eres la sonrisa de mi mundo.
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