lunes, 1 de abril de 2013

contención

Los humanos desarrollamos a lo largo de nuestras vidas una capacidad increíble de contención. La similitud de este acto hace parecer que el hecho de relatarlo resulte insultantemente rutinario, pero nada que ver.
La diferencia radica en la potenciación de aquello que cada uno quiere contener.
Como ya ha quedado demostrado, en este país la mayor concentración de contencionistas (?) se encuentra en la clase alta, véase directores de este circo llamado sistema democrático monárquico capitalista español-europeo (y mundial, a menor escala).
Pero la contención de estos señores es repetitivamente conocida, y no viene al caso contemplar las miserias de quien tiene inexistentes contenciones sentimentales debido a la carencia más que a la imposibilidad.

Prefiero pensar que lo mejor que podemos hacer es contener nuestras ganas de pensar que todo va bien, nuestra vagancia histórica emocional.
Prefiero imaginarme la situación actual como una chica de sueños alborotados de la que poder enamorarse cada día, alguien que tire por la borda la rutina y que le haga cortes de manga a los banqueros, a los políticos, a los pintamonas... al invierno.
Contención es vivir..

(Pero contención es también lo que cada día hacen millones de españoles por no quemar el país y tirar abajo este estado del malestar)